“Los errores de los niños son oportunidades de aprender”

“Los errores de los niños son oportunidades de aprender y merecen ser celebrados, no castigados”
Pilar Sanz Cervera, maestra de Educación Infantil, pretende ir más allá de enseñar a cómo educar para dar un método que no se encuentra en manuales en su libro ” ¡Adultos despiertos, niñ@s felices!”.

En esta publicación, maestras de Educación Infantil pretenden ir más allá de enseñar a cómo educar para dar con un método que no se encuentra en manuales ni se puede estudiar en la Universidad.

Nos reunimos con ella para que nos cuente los entresijos de este relato sobre educación, familia y la relación con nuestros hijos.

PREGUNTA: ¿En qué consiste exactamente la educación consciente?

RESPUESTA: La educación consciente, desde mi propia experiencia y sentir, consiste en despertar, en darse cuenta, en experimentar esos momentos “ajá”, conocidos también como momentos eureka.

Esto implica reconocer todos esos patrones heredados que hemos aprendido a través de la educación que hemos recibido.

Darnos cuenta ya es un paso muy importante y necesario, un punto de partida, a partir del cual poder transformar la realidad. No obstante, cabe evitar vivir ese darse cuenta como un reproche o castigo.

P. ¿Cómo transmutar las HERIDAS de tu propia INFANCIA para poder educar de manera consciente?

R. Para poder transmutar las heridas de nuestra propia infancia, el primer paso consiste en escuchar a nuestro propio niño interior, un niño que tal vez esté todavía asustado, puede que dolido, o incluso con tantos miedos, que no nos deje avanzar en nuestra vida actual.

Todos, absolutamente todos, hemos sufrido a lo largo de nuestra infancia, y es por ello por lo que todos poseemos un niño herido en nuestro interior, que necesita de nuestra atención.

Son muchas las técnicas que se pueden utilizar para transmutar estas heridas, pero si tuviese que escoger alguna, me decantaría por el poder que conlleva el trabajo con el perdón, sin lugar a duda.

P. ¿Cómo conseguiste salir del plan que tenía el sistema y volver a encauzar el camino hacia tu verdadera vocación?

R. He podido experimentar que el sistema tiene un plan para cada uno de nosotros, un plan que solemos materializar cuando estamos profundamente dormidos y nos dejamos llevar por la inercia, por el que dirán, por hacer lo que supuestamente debemos hacer…

Fue así como me vi inmersa en un laboratorio, estudiando una carrera que no tenía nada que ver conmigo, una carrera que el propio sistema me ofrecía tras haber obtenido las máximas calificaciones en el bachillerato.

Fue difícil, muy difícil. El sistema me había nublado mi horizonte, hasta el punto de perder mi propia identidad.

Ser maestra parecía ser que no estaba bien visto socialmente, y me costó un trabajo importante reconectar conmigo misma para apostar por lo que realmente quería.

Fue en ese momento cuando, de manera autodidactica, me adentré en un profundo proceso de autodescubrimiento personal.

Y aprendí una gran cantidad de aprendizajes que no me habían enseñado en la escuela, pero que sin embargo me permitieron comprender la esencia de lo verdaderamente importante.

Y me impulsaron a realizar aquello que la escuela debería hacer: impulsar a cada uno a llevar a cabo nuestros propios sueños.

P. Algunos padres parecen centrarse solo en recriminar a los niños lo malo, ¿Cómo permitir que los niños brillen con luz propia, equilibrando la balanza entre las cosas positivas y negativas del niño?

R. Es imposible brillar con luz propia cuando centramos toda nuestra atención en todo aquello negativo, todo lo que el niño supuestamente no sabe y todos esos comportamientos que los adultos consideramos como poco deseables.

Ese es el paradigma general que todavía prevalece en la actualidad, un paradigma caduco, que no nos ha aportado más que un sinfín de limitaciones, miedos y bloqueos varios.

►¿Qué hacer?

Si realmente deseamos que nuestros niños sean quienes han venido a ser, y que puedan expandir su luz, en su propio y único brillo que nos caracteriza a cada uno, es esencial realizar un cambio de enfoque.

Esto es focalizar nuestra atención en todo aquello positivo, valorar todos esos aspectos que al niño se le dan bien, aquello con lo que disfruta, y celebrar sus propios éxitos.

Los errores son maravillosas oportunidades de aprendizaje, que nos permiten crecer, y que por tanto también merecen ser celebrados.

Fuente: Elige Educar

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