El niño varón necesita ser reconocido como un ser sensible que está lleno de emociones válidas y al cual debemos de dotar de herramientas que permita ser más asertivo y dueño de sus realidades
Un niño puede llegar a ser igual o más afectuoso que una niña, si al educarlos desde bien temprano en adecuadas habilidades emocionales, esto les puede permitir en el futuro resolver mejor los conflictos, tener mayores habilidades comunicativas, ser más empáticos, asertivos y dueño de sus realidades.
Carencias en la educación emocional genera frustraciones e inseguridades
Hoy en día muchos de nosotros seguimos percibiendo en nuestros padres e incluso en las generaciones masculinas más jóvenes, ciertas carencias a la hora gestionar y mostrar dimensiones tan complejas como el miedo, la frustración, la tristeza, la inseguridad…
Cuando algo preocupa, la mente masculina educada en la contención, callará aquello que le carcome por no mostrar eso que algunos definen como «debilidad de carácter». Es más, en la actualidad seguimos viendo a muchas familias que siguen pautando en sus niños varones aquello de «no llores», «sé fuerte», o «no hagas esas cosas porque pareces una niña».
Debemos tener plena conciencia de validar los estados emocionales de nuestros hijos y no vetar su momento de expresar sus sentimientos
Cuando a un pequeño lo orientamos a que calle, disimule y ahogue sus emociones, lo que generamos es frustración. Si nos reímos de sus lágrimas o de sus comportamientos lo que propiciamos es rabia. No tiene sentido alguno traer al mundo a una persona para vetarlo, para poner muros a sus emociones, alambradas a sus sentimientos.
Algo que sin duda habrán experimentado muchas mamás y muchos papás que educan a su hijo varón con respeto e intuición, es que los niños son increíblemente afectivos, cercanos y cariñosos desde el inicio.
Mostrar amor no es territorio exclusivo de un género
Las lágrimas no son propiedad femenina, son la expresión natural y necesaria de una emoción, algo que no podemos vetar.
Este dato es interesante y conviene que lo tengamos muy en cuenta: el cerebro del niño varón madura de un modo más lento que las niñas, también ellos son más vulnerables al efecto del estrés materno durante el embarazo. Es como si la neurobiología femenina dispusiera de mecanismos más firmes y más resilientes a la hora de hacer frente a las emociones negativas ya desde ese universo uterino.
Sin embargo, no debemos descuidarnos porque también en la vida «extrauterina» nuestros niños varones necesitan un poco más de atención en el plano emocional de lo que pensábamos en un primer momento.
Un cerebro diferente, pero más necesidades emocionales
Ya desde los primeros meses de embarazo pueden apreciarse diversas diferencias entre el cerebro masculino y el femenino. Los fetos masculinos, por ejemplo, tienen un 10% más de testosterona circulando en su sangre que los femeninos. Este pequeño detalle, ya pone en marcha ciertas diferencias entre ambos géneros que son interesantes de matizar.
Según un interesante estudio publicado hace poco y titulado «Nuestros hijos varones: La neurobiología del desarrollo y la neuroendocrinología de los niños en riesgo, publicada por Allan N. Schore, los niños varones pueden experimentar más estrés que las niñas si no se les atiende de forma adecuada.
- Una mamá que por ejemplo no ofrece ofrece a su hijo un apego seguro, continuado y significativo, hará que a largo plazo ese niño pueda mostrar más desórdenes emocionales que una niña en las mismas circunstancias.
- Asimismo, esta carencia en el vínculo, afecta a su desarrollo cerebral, a sus emociones, a su auto-control y a la calidad de sus relaciones con los demás.
De media, y no en el 100% de los casos, los niños varones son más tendentes a demostrar su frustración cuando no consiguen lo que quieren, y a menudo, esas reacciones pueden ser violentas.
Enseñarles lo antes posible a gestionar estas situaciones es clave en la educación del niño varón
Asimismo, es común que vayan desde la afectuosidad más extrema hasta la conducta más áspera en pocos segundos cuando algo les falta, no les agrada o les incomoda. Todo ello son pistas de que su gestión emocional tarda mucho más en madurar, sus cerebros consolidan estas áreas de forma más lenta que en las niñas y de ahí, que debamos estar más atentos a todo este complejo universo del niño varón.
Construye y motiva de forma inteligente la afectuosidad natural de tu hijo varón
Tu hijo varón viene de «fábrica» con un amor infinito, pero con infinitas necesidades también. Es cariñoso por naturaleza y necesita tus caricias, tus abrazos y tu cercanía de un modo intenso ya desde el primer día que vino al mundo. Ahora bien, si a esas necesidades por lo general, son más sensibles e intensas que en las niñas, lo último que debemos hacer es decirles de pronto aquello de que «los niños no lloran, los niños son valientes y pueden resolver solos sus problemas».
Lo que conseguimos es levantar un muro a sus necesidades emocionales, generando turbación. A partir de ese momento, el niño entenderá que hablar de sus deseos, necesidades, miedos y problemas es «algo vetado». Y con ello vetamos su oportunidad para ser asertivo, empático para mostrar una adecuada comunicación emocional.
La crianza y la educación del niño varón debe acompañarse de un trato sensible, si tu hijo ya vino al mundo siendo afectuoso, potencia esa facultad, haz de él un niño con una adecuada Inteligencia Emocional.
Estarás invirtiendo en felicidad.
Texto Original Valeria Sabater