¿Cuántas veces le dices a tu hijo o hija “Ten Cuidado”?, es una de las frases que muchas veces usamos con nuestros hijos, que nace desde nuestro más profundo deseo de que nada les suceda, de allí la importancia de reflexionar sobre la crianza sin miedo.
Esta frase nace de nuestro amor por el niño a que no se haga daño o rompa algo, pero, sin embargo, es una frase abierta y confusa que no le dice al niño cómo actuar ni en dónde está el riesgo.
Igualmente, un uso excesivo de «ten cuidado» puede crear niños que no se atrevan a tomar riesgo, que no se atrevan a cometer errores. Un ejemplo muy fácil es el caso de darle al niño un vaso de vidrio. Si al niño le decimos «ten cuidado», el niño no va a saber qué hacer y puede que en ese momento se retraiga porque tenga miedo a que se le caiga ese vaso al suelo.
Sin embargo, si al niño le damos pautas sobre cómo transportar ese vaso de vidrio, andando despacio, etc.. Le estamos dando herramientas y no le estamos imprimiendo el miedo.
Los niños necesitan tener retos y superarlos para su correcto desarrollo.
En la educación Montessori, el niño se enfrenta en cada elección de material a un reto consigo mismo, y los niños a los que se educa sin miedo a cometer un error, siendo el error parte del aprendizaje, están deseando enfrentarse a retos cada vez mayores, por ejemplo, estos niños piden operaciones matemáticas más difíciles porque es un reto para ellos.
Por ello vamos a replantear lo que podemos decir en lugar de «ten cuidado», para de esta forma los niños puedan tomar riesgos y aceptar retos, e igualmente cambiando este enfoque les estamos dando pautas de comportamiento sobre cómo lograr ese reto o riesgo con éxito.
Lo primero que tenemos que hacer es romper el hábito de decir «ten cuidado». Para ello hacemos una pausa en nuestra mente y tomamos aire antes de hablar.
Una vez hemos tomado aire, viene la parte de cambiar nuestro lenguaje para ayudar al niño en vez de decirle «ten cuidado».
Podemos utilizar el siguiente lenguaje para ayudar al niño a tener una mayor conciencia de su entorno y de su cuerpo
- Te das cuenta… que las rocas resbalan, que el vaso es frágil
- Ves… que el suelo es irregular
- Mueve. … tus pies despacio,
Igualmente, vamos a ver que tenemos que guiarles para que tengan éxito cuando emprendan una acción nueva. Para ello les ayudamos a que busquen una solución y vean cómo van a lograr algo organizándolo en su mente. Para fomentar la resolución de problemas podemos decirles.
- ¿Cuál es tu plan… si subes esa roca, cruzas ese tronco?
- ¿Qué puedes usar… para mover esa roca, para llegar arriba?
- ¿Dónde vas a… poner el pie, las manos?
- ¿Cómo vas… bajar, subir?
Cambiando nuestro lenguaje, estamos ayudando al niño a pensar por sí mismo, a organizarse y crear un plan en su mente, le estamos ayudando a superar retos y le estamos guiando en su camino. Todo esto es lo que conseguimos aplicando el método Montessori en nuestras vidas.
Información de El Método Montessori. Artículo Original