Más allá de actividades, manualidades y recurso. Aprovechemos como padres esta circunstancia excepcional para dejar una huella positiva en nuestros hijos.
Seguramente estás pasando por un periodo de descontrol, quizá todo comenzó como si fueran vacaciones regulares, con los niños levantándose tarde, jugando todo el día, aprovechando para ver pelis, etc. Te diste tiempo de realizar actividades que usualmente quedan relegadas y lograste cumplir con la rutina del día, en algún orden.
Pero ahora, conforme el tiempo en casa se extiende y se limitan las opciones y actividades exteriores, cada vez es más probable que ambos, tanto niños como sus cuidadores, comiencen a sentirse abrumados, fatigados y por supuesto ¡aburridos!.
Y muy probablemente te has visto inundado con publicaciones que ofrecen mil actividades y recursos para “sobrellevar” la estancia en casa. La pedagogía de María Montessori nos enseña la gran capacidad de adaptación de los niños a las circunstancias más adversas, pero ¿los adultos poseemos la misma habilidad?
La realidad es que esta situación resulta más difícil de llevar para los adultos que para los pequeños. Por ello, hemos elegido estos 3 consejos que te ayudarán a cambiar un poco la perspectiva y gozar de la maravillosa oportunidad que nos regala.
1.- Reconecta con tus hijos
Es completamente normal sentir preocupación o ansiedad en estos momentos, date la oportunidad de reconocer estas emociones sin apego. Evitan que dominen tu día, recuerda que ahora disponemos de un recurso muy valioso que no se puede comprar con dinero: tiempo.
Para sentirte mejor es altamente recomendable reducir al máximo la exposición constante a la información del exterior y enfocarte en reconectar contigo mismo y también con tus hijos.
Obsérvales, sin juzgar, dejando la mente en blanco, seguro que encuentras cosas que no sabías de tus hijos o descubres algún interés que hasta ahora no conocías. ¿Está triste, nervioso, agitada, de mal humor, etc? … También es una ocasión para enseñarle a observarse a sí mismo. Si puedes, apunta todo aquello que te llame la atención.
Como decía Robert Fulghum, “no te preocupes porque tus hijos no te escuchan; te observan todo el día”.
Cuando dedicas tiempo a la observación consciente de tus hijos indudablemente descubrirás aquellas conductas o acciones en las que puedes mejorar como padre. Ya que nuestros hijos siempre buscan la clave de interpretación de la realidad mirando a los rostros de sus padres, con los que tienen un vínculo de apego.
2. Ponte metas
Muchas veces se pasa por alto que ser padres requiere una formación constante que va más allá de cubrir las necesidades materiales de nuestros hijos. Ahora es el momento perfecto para centrar nuestra mente y trazarnos metas y objetivos como padres.
Estas metas más que compensar el periodo de inactividad escolar deberán estar enfocadas en trabajar sobre la construcción de la autoestima y los valores, formar un entorno adecuado, donde tu hijo se sienta querido.
Aprovecha para aprender sobre la filosofía Montessori, educación emocional, inteligencias múltiples o cualquier tema relacionado con ser padres y el desarrollo de tus hijos ¡Investiga, explora, aprende! Crea para ti mismo tu propio desafío, cuál sea que elijas impactará de manera contundente en tu familia, por ejemplo:
- Fortalecer los modales en la mesa.
- Desarrollar sus habilidades de inteligencias múltiples.
- Pasar más tiempo de calidad con mis hijos o a una escala más avanzada, jugar activamente con mis hijos.
- Hacer ejercicio juntos
- Mejorar su alimentación
“Este es un gran momento para ocuparnos de nosotros mismos. Si ponemos suficiente esfuerzo, podemos salir físicamente más en forma, mentalmente más estables, energéticamente más fuertes y espiritualmente con más potencial”.
– Sadhguru
Nos debemos a otra misión casi tan importante como la de salvar vidas y es la de compartir tiempo de calidad con nuestros hijos e hijas, al grito de: ¡creatividad al poder!
3. Rutinas y espacios
La rutina misma de levantarse y prepararlo para ir a la escuela ha cambiado drásticamente. Habrá niños que se sigan levantando a la misma hora, otros que aprovechan para dormir un poco más e incluso aquellos que no estén dispuestos a sacarse la pijama en todo el día. Ante la incertidumbre, la pregunta cotidiana de tus hijos quizá es ¿qué vamos a hacer hoy?.
Lee nuevamente: Beneficios de adoptar la Tabla de Rutinas en nuestro hogar.
Seguramente utilizaban el tiempo de estancia en su escuela para realizar otras actividades, antes que nada, ¡date un respiro! Durante este tiempo en casa, no se trata de llenar cada minuto del día con actividades para tus hijos, por el contrario se aconseja el juego libre el máximo tiempo posible, ya que es a partir de este que los niños crecen y se desarrollan con más naturalidad y salud. Una buena manera de estimular el juego libre es tener los espacios de juego preparados y poner música ambiental relajante para ayudar a la fluidez del juego y la concentración de los niños.
TIP: Designa lugares y momentos durante el día para practicar algún tipo de actividad relajante: meditación, yoga o recursos para niños y adolescentes sobre mindfulness.
En lugar de buscarles entretenimiento mientras realizas las tareas de tu día elige aquellas en las que puedan participar, por ejemplo, la limpieza del hogar. Recuerda que el que realicen actividades del hogar es tan importante que en el modelo Montessori existe el área de aprendizaje específica para ello: “Vida práctica” por lo que si estás buscando actividades Montessori en casa, la más sencilla, económica y fácil de añadir a tu rutina es sin lugar a dudas esta.
TIP: ¡Ten paciencia y recuerda que tiene su propio ritmo! No importa si él corta una manzana mientras tú ya has terminado la ensalada completa, recuerda que el objetivo es que el partícipe y colabore con la actividad a su propio ritmo.
Por último, procura dentro de su rutina aumentar la cantidad de activación física y no olvidar que las pantallas son como el pan de hoy y el hambre de mañana, es decir, puedes solucionar una necesidad momentánea que más adelante va a pedir que pagues un precio caro, como la hiperestimulación, pocas horas y mala calidad de sueño.
Es curioso que hasta ahora no nos hayamos dado cuenta de que los niños son seres maravillosos, resistentes, resilientes, colaborativos, solidarios, imaginativos, pacientes, afectuosos y que todavía les tratemos muchas veces con amenazas, gritos o con castigos. Ellos no piden mucho. Se conforman con poco. Solo necesitan que los adultos seamos capaces de entenderlos, de hablarles con respeto y de dedicarles un poco de nuestro tiempo para demostrarnos lo maravillosos que son, curiosamente, en muchos casos, más respetuosos, pacientes, solidarios y resilientes que los propios adultos.
Álvaro Bilbao