Hay niños que quieren ser los primeros y los mejores en todo siempre. A través de ciertas conductas, muchas veces los niños llevan implícita una presión para que sea el mejor, y esto les afecta de manera negativa.
Hay niños que quieren ser los primeros y los mejores en todo siempre. “Compiten” para lograrlo en la escuela, en cualquier actividad o juego con sus amigos, con sus hermanos, etc.
Cuando nos encontramos con un niño que quiere ser el primero en todo se debe observar la edad que tiene.
Cuando los pequeños tienen tres y cuatro años es normal que quieran ser siempre los primeros y ganar en todos los juegos.
A esta edad se encuentran en una etapa que se caracteriza por el egocentrismo. Es decir, para ellos todo gira a su alrededor.
►En cambio, si el niño cuando es más mayor (10 años) presenta comportamientos competitivos como:
– Pensar que va a perder y, por eso, prefiere no jugar.
– Siempre que pierde la culpa es de los demás.
– Ser perfeccionista y no tolerar sus propios errores.
– Estar más pendiente de ganar y ser el primero que en disfrutar de la actividad.
Los adultos deben estar alerta ya que esto deja de ser un comportamiento normal, debido a que este tipo de conducta irá evolucionando a medida que los pequeños van creciendo y madurando.
►Por qué los niños pueden ser muy competitivos
En la sociedad actual se concede mucha importancia a las calificaciones y los resultados. Esto hace que cuando los padres se vuelcan en la educación de los niños lo hacen más fijándose en lo que demandan “los demás” que en lo que necesita el pequeño.
Esa presión social, además de la generalizada desorientación de los padres que muchas veces no saben cuál es su papel en la educación de sus hijos, sin querer, acaban utilizando la comparación con los demás como herramienta educativa central.
Esto lleva implícita una presión hacia el niño para que sea el mejor que le afecta de manera negativa.
►Qué hacer si el niño siempre quiere ganar
Que el niño sea competitivo de una manera sana es bueno ya que les permite mejorar, alcanzar éxitos y ser felices.
El problema viene cuando se da el exceso de competitividad ya que provoca la obsesión de querer ser siempre los primeros, la soledad y la infelicidad causando en el niño baja autoestima, estrés y poca tolerancia a la frustración.
►Para evitar esa actitud de querer ser siempre los primeros y el exceso de competitividad podemos:
– No exigir demasiado al niño. Será importante que se esfuerce y que intente ganar pero no será lo más importante. Si no lo consigue no echárselo en cara.
– Enseñar y recordar que lo importante cuando se hace algo es disfrutar y aprender. No siempre se gana.
– Premiar y valorar el esfuerzo aunque no haya ganado. Hay que motivar, no presionar.
– Explicar las consecuencias negativas de ser tan competitivo.
– Fomentar en el niño valores como la tolerancia, el esfuerzo, ser empático, cooperativo, etc.
– No comparar nunca con otros niños ni con sus hermanos.
– Enseñar que no es necesario ser perfecto. Errar es positivo y ayuda a avanzar.
Fuente: Guía Infantil